En medio de un ambiente de algarabía y folclor, las fiestas titulares llegaron a su máximo esplendor el pasado viernes 17 de mayo, con el inicio de la semana mayor de las tradicionales velas en Juchitán.
Después de un mes de diversas conmemoraciones religiosas y populares, la Vela de Santa Cruz Igú dio inicio a la semana en la que “nadie duerme”, pues toda la sociedad juchiteca se concentra en celebrar y compartir su grandeza, lo que le da identidad frente el mundo.
El sábado, la fiesta grande continuó con la realización de la Vela Biadxi y el domingo con la Vela Santa Cruz Calvario, y la realización, durante la madrugada, de la tradicional calenda en honor a San Vicente Ferrer, el patrono principal de los católicos.
Es tan grande la festividad que se lleva a cabo en Juchitán de Zaragoza, que la 64 Legislatura local declaró a las Velas Istmeñas como Patrimonio Cultural Inmaterial del estado de Oaxaca.
Este martes, las fiestas continuarán con la Vela Santa Cruz Angélica Pi’pi; el miércoles se llevará a cabo la Vela de San Isidro Labrador Norte y el jueves la de San Vicente Ferrer Huiini (Chico).
También el martes se efectuará el convite Guíe Cheguigu, otro de los más representativos de la ciudad Zapoteca.
El viernes se realizará la Vela San Vicente Ferrer Goola y el sábado la de Cheguigo, además de que también, ese día, se realizará el Convite de Flores en honor a San Vicente Ferrer Goola.
Las velas tienen un origen sagrado y prehispánico, basado en la veneración que los Binnizá tienen hacia sus deidades, oficios y frutos de la tierra, que se conjugan con el culto a santidades cristianas, establecidas en la época colonial.
Además, representan una de las máximas expresiones culturales de los pueblos del Istmo de Tehuantepec por su colorido, arte, música, baile y gastronomía, cimentados en la fe y el amor a la tierra.
Todos y todas las que participen deben vestir su traje regional de gala. La mujeres visten enagua y huipil, mientras que los hombres usan guayabera blanca y pantalón oscuro.
Las Velas de Juchitán de Zaragoza son una de las principales fiestas no sólo de la región del Istmo de Tehuantepec, sino del estado de Oaxaca, y es tan característica y genuina, que, todos los años, una representación se traslada a la ciudad de Oaxaca para participar en la Guelaguetza del Cerro de El Fortín, la máxima fiesta cultural de América latina.
