El culto a los muertos en Juchitán, forma parte del calendario indígena zapoteca llamado Biguie’, aunque actualmente, con la influencia de la iglesia católica se conoce como Xandu’, lo cual, es la mención en la lengua materna de los zapotecas del vocablo Santo, que a su vez proviene del latín sanctórum.
Tomas Chiñas Santiago promotor de las tradiciones zapotecas, destacó que, en la huasteca potosina, a esta conmemoración se le conoce como Xantolo, vocablo que se regionaliza derivado de sanctórum.
“En los últimos años, los zapotecas contemporáneos buscando rescatar sus orígenes indígenas, promueven la denominación Biguié, para referirse a estas costumbres, que en la época primigenia estas conmemoraciones se realizaban cuatro años consecutivos al fallecimiento, eran similares a las del día del entierro, y formaban parte del duelo solar en ese periodo”.
Para los zapotecas estos cuatros años, eran el tiempo que duraba el Mictlán, tiempo similar en el cual los guerreros acompañaban al Dios Sol en el Omeyocán, en donde las almas de los muertos se volvían colibríes, quienes regresaban a la tierra a disfrutar de los néctares de las flores.
“Cuatro años comprendían el microciclo de la cronología náhuatl, y también cuatro años que tarda la carne del cuerpo en biodegradarse y abonar a la tierra para dar nueva vida”.
En la actualidad solamente se realizan dos magníficas ofrendas, dado el sincretismo religioso a la primera se le conoce como Xandu´Yaa´, esto debido a la creencia de que el muerto aún está fresco, crudo, reciente, y también se le denomina “Primer Todosanto”.
Al segundo año se le llama Xandu´Biropa, pero ambas son ofrendas de purificación a partir del significado de que le da la iglesia católica les da a los elementos que la componen, el incienso o copal que se encarga de limpiar las energías del lugar, el arco de caña de azúcar y plantas de plátanos simboliza el paso a una vida purificada.
Los vasos de agua significan la pureza del alma, y los nueve rezos son ruegos por el perdón de los pecados de las ánimas del purgatorio, todos en este contexto sirven para expiar al espíritu y asegurar su bienestar en la nueva existencia.
Sin embargo, en la creencia indígena zapoteca, la ofrenda sirve como provisión y protección al espíritu en su penoso recorrido al mictlán, pero aquellos que mueren tres meses antes de octubre, no se les rinde culto en ese año, sino hasta el siguiente, ya que se considera que aún no llegan a su destino.
El entrevistado fundamenta esta interpretación, en los ochenta días que según el credo mexica tardaban los espíritus de los guerreros muertos para llegar al paraíso del Dios Sol y en los 80 días que duraba el duelo lunar de las mujeres mexicas análogos a los 40 días de duelo de la religión católica.
Algunas fotos tomadas del perfil de Paula Ya López