En la cosmovisión zapoteca, los vivos tienden un puente para que los espíritus de los muertos vuelvan en los ultimos días de octubre y se marchen en los primeros días de noviembre de cada año.
Ese sincretismo se le denomina Xandú, la tradición de los Binnizá para honrar a sus muertos.
Los hogares arreglan un altar, para ofrecer comida, bebidas, flores y cirios, queman incienso y durante estos días musitan letanías religiosas para recibir a los visitantes, las almas que vuelven del más allá.